Melchor Pacheco y Obes, el orador romántico

Melchor Pacheco y Obes
Melchor Pacheco y Obes

Nacido en 1809 en Buenos Aires, fue educado en Río de Janeiro cuando residió en la casa de su tío, el inefable Lucas Obes. Se plegó a las luchas independentistas en 1825, junto a Julián Laguna. Comandado por Lavalleja, participó en la batalla de Ituzaingó, uno de los dos enfrentamientos claves contra la invasión lusobrasileña.

Aún así, cuando en 1832 Lavalleja enfrenta al gobierno de Rivera, Melchor se enroló con Rufino Bauzá y desde allí comenzó su carrera junto a sus pares de la facción colorada. Tras la derrota de Rivera en Arroyo Grande, se suma a las huestes del caudillo y en poco tiempo le ofrecen el ministerio de Guerra y Marina. Luego de algunos cruces, retorna a sitiales de prestigio con Joaquín Suárez, quien le encarga la jefatura suprema de la defensa. Al tiempo se va del Gobierno pero lo vuelven a llamar en 1849 para ubicarlo en París, como ministro plenipotenciario.

Y allá fue el general de pelo y barba rubia, fino como aguja, a Francia. Conversó con el famoso Marqués de Tocqueville, con Thiers y luego con el mismísimo Luis Napoleón, el nuevo “príncipe-presidente” en funciones. Todo para salvar el vínculo que unía a Francia con el Gobierno de la Defensa. “C’est le general de la Plata”, decían a su paso por los círculos parisinos.

Fue amigo de Alejandro Dumas. Dicen las malas lenguas que el texto La nueva Troya fue redactado por Pacheco y Obes, Dumas simplemente le puso la firma. El Museo Romántico cuenta con el retrato que Dumas le obsequió al plenipotenciario uruguayo en su despedida.

Volvió a un país que no reconoció. Era 1852, la paz tras la Guerra Grande se consumaba, pero bajo la gestión de muchos personajes que, años antes, eran enemigos. Urdió el golpe contra Giró, de su mano salió la carta para repatriar a Rivera, renunció a todo puesto público una vez conquistado el gobierno. Y, después de tanto esfuerzo, se dio cuenta que también renunció al poder político.

Se fue en 1854, con Flores en el poder. Murió en Buenos Aires, un año después, y sus restos fueron repatriados para que descansen en el Panteón Nacional.

Manuscrito de Melchor Pacheco y Obes, de la casa de subastas Zorrilla. Link

Políticos y Románticos, Melchor Pacheco y Obes. Anáforas. Link

Autor
Pablo Ibáñez
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