Trinidad Guevara, pionera del teatro rioplatense

Daguerrotipo de Trinidad Guevara y su hijo.
Trinidad Guevara y uno de sus seis hijos.

Trinidad Ladrón de Guevara tampoco pasaría desapercibida en nuestros días. Primero por su talento, respaldado por muchas referencias de su época. Porque teatro había, pero la Guevara de inicios del siglo XIX conquistó las tablas y la historia.

Nació un 11 de mayo de 1798 y su primera aparición en las tablas fue a los 13 años. También era muy jovencita cuando fue madre por primera vez, a los 18 años. Si bien esa edad para ser madre, e incluso más joven, era habitual en el mundo del siglo XIX, un dato más cambiará la percepción del tema: el padre de la criatura era Manuel Oribe.

El capitán Oribe viajó a Buenos Aires en 1817, al rechazar los postulados de la revolución artiguista y abrazar las originales de la revolución de Mayo. Con él fue Trinidad y permaneció en Buenos Aires a pesar del retorno de Manuel a dar sitio a Montevideo, ahora junto a las fuerzas porteñas.

Así que la madre soltera se quedó sola en una urbe que apenas conocía. Se incorporó al elenco del Teatro Coliseo y su carrera teatral creció hasta ubicarse en el centro de la escena porteña. Mariano Bosch, en su libro “El teatro antiguo de Buenos Aires”, le dedica un capítulo entero a la estrella del teatro. Destaca su dicción, su palabra clara y fácil, su figura esbelta e interesante sin ser precisamente belleza, pero sobre todo “el más espléndido metal de voz que pudiera poseer criatura humana”.

En la cima, protagonizó un episodio típico de la farándula actual. Una colega del Coliseo, de apellido Ujier, la criticaba desde el palco en cada función. Así que una noche se cambiaron los roles, la Ujier a las tablas y la Guevara al palco. Pero no fue lo mismo: las críticas mataron a la palquista y Trinidad recuperó el centro de la escena. Ya a esa altura tenía a su segundo hijo, fruto de otra relación y siempre como mujer soltera, un escándalo para la época.

La censura sobre Trinidad Guevara

De cualquier manera, entre los aplausos sonaba el silencio del padre Castañeda, un cura que, además de firme censor, publicaba un pasquín cuya línea editorial ustedes, queridos nautas, la comprenderán apenas conozcan el nombre del periódico: “El Despertador Teofilantrópico”. Directamente la comparó con Ana Bolena. Sin pelos en la lengua, la Guevara contratacó con un panfleto identificando la relación entre la Ujier y el cura para perjudicarla y el público se arrojó con su actriz preferida.

La censura también se oponía a su vida: imaginar a una mujer con seis hijos de padres con los que no se casó la deben haber ubicado en todas las discusiones de una sociedad con los prejuicios y el rumor como plato del día. ¿Como en nuestros tiempos?

Retornó a Montevideo entre 1825 y 1830, año de la vuelta a Buenos Aires. También conoció Santiago de Chile, igual de ovacionada. En 1840, el teatro no pasaba por su mejor momento en Buenos Aires y se va a Río de Janeiro hasta 1848 y otra vez a Buenos Aires, hasta 1851. Y de ahí, lentamente hacia el olvido y la pobreza, solo opacada por la muerte, que la encuentra en 1875.

Te invitamos a escuchar el programa especial que dedicamos a Trinidad Ladrón de Guevara con su vida y su final en T03E04 La Condición de la mujer I

Sumate al newsletter mensual de Nautamedia Historia para conocer más historias de vida. Estamos construyendo una comunidad de personas interesadas en la historia del Uruguay.

 

Autor
Pablo Ibáñez
Más en NMH