Menudo, un flaco barbudo. No da la impresión de un héroe de anchos pectorales, pero Eugenio Garzón participó en la Batalla de Las Piedras, la primera gran victoria revolucionaria en suelo oriental.
Nacido en setiembre de 1796, Eugenio tenía 15 años cuando entró como alférez a las órdenes de José Artigas. Qué hace un adolescente de esa edad en la guerra, es una pregunta de nuestros tiempos. A los 18, cuando Artigas marchó a la cabeza del Éxodo del Pueblo Oriental, Eugenio se quedó con el general argentino José Rondeau y siguió acompañándolo cuando las autoridades porteñas lo destinaron a pelear en el Alto Perú (hoy Bolivia y Perú).
Después de la derrota en Sipe Sipe, la batalla que prácticamente creó un nuevo destino para los altoperuanos diferente al de los porteños, se fue con otro héroe latinoamericano: José de San Martín.
A él se unió en 1816 y junto al general combatió en Cancha Rayada, perdió contra los realistas, y en Maipú, victoria decisiva contra los realistas chilenos. De sentimiento federal, cuando el general del Ejército del Norte lo apresa es enviado a la ciudad de Mendoza, donde es liberado porque vencieron los federales y vuelve con San Martín.
Otra vez participa en batallas relevantes para la independencia del continente. Pichincha, Junín, Ayacucho. En estos casos, a la orden del general británico William Miller. En 1825 lo asciende a coronel el propio Simón Bolívar, y retorna a Buenos Aires.
Con todo este bagaje a cuestas, a la vuelta se une al ejército de la Cruzada Libertadora. Tras la victoria, forma parte de la Asamblea Constituyente y llegó a ministro de Rondeau y de Lavalleja. Durante el primer gobierno oriental se subleva contra Rivera en 1833. Con la derrota, lo obligan a exiliarse.
Con Oribe como presidente recupera la posibilidad de retornar al país y lo hace en grande: el mandatario lo asciende a teniente coronel. En el marco de la Guerra Grande, Garzón pelea junto a los federales argentinos. Fue jefe de la vanguardia de Oribe, cuando el héroe patrio encabezó el ejército de Juan Manuel de Rosas. Llegó incluso a jefe del estado mayor de Oribe, pero una discusión puso de manifiesto las diferencias con el general presidente y lo despiden.
Ya era 1842. Se va a Entre Ríos con Justo José de Urquiza. Ocho años después, Urquiza presiona a Rosas y Garzón retoma la jefatura del ejército entrerriano en la invasión camino a Montevideo. Oribe se rindió sin combatir, como dijimos en un capítulo de Nautamedia Historia.
Con todo dispuesto para ubicarse como presidente, Garzón enferma y muere el 1º de diciembre de 1851. El suyo es uno de los primeros casos de "malapraxis" que resonaron en el país durante décadas. Tenía todo garantizado: el acuerdo urquicista-oribista y el visto bueno del imperio brasileño. Perdida la opción, asume Juan Francisco Giró, un presidente que no completo el mandato. La inestabilidad prosiguió durante décadas. Tenía 55 años.
Semblanza del profesor de historia Gerardo Pérez en radio El Espectador
Análisis del primer caso de malapraxis médica en Eugenio Garzón