Nautamedia Historia

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Los secretos revelados

 

Hoy les presentamos los contratos entre Ancap y las petroleras internacionales para la compra de crudo, la refinación y la distribución de combustibles. Ancap fue durante décadas una dependencia de las empresas internacionales y firmó contratos secretos con ellas, que fueron revelados luego de 30 años.

Sí, treinta años de pactos secretos.

El nacimiento de una empresa pública clave en la historia uruguaya

En 1931, la creación de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Pórtland (ANCAP) marcó un punto de inflexión en la historia económica del Uruguay. El país daba un paso audaz hacia la soberanía energética, en un mundo donde las grandes petroleras internacionales imponían sus intereses y precios.
Sin embargo, la década que siguió a su fundación estuvo plagada de vetos presidenciales, presiones extranjeras y conflictos políticos internos que moldearon el destino de la empresa pública más importante del país.

Este episodio revisita los años fundacionales del ente y revela cómo su misión de independencia se transformó rápidamente en una red de acuerdos que favorecieron a las compañías privadas.

El veto que frenó el sueño del combustible nacional

Todo comenzó en 1929, cuando el ministro de Industria Edmundo Castillo presentó un proyecto para instalar una refinería nacional. El objetivo era claro: refinar petróleo en Uruguay y reducir la dependencia de las importaciones.
El Parlamento aprobó la iniciativa, pero el entonces presidente Juan Campisteguy la vetó. Su argumento: “el Estado hace industria peor que los empresarios privados”.

Detrás de esa frase se escondía una visión conservadora compartida por los colorados opositores al batllismo y por sectores herreristas, que temían el avance del Estado sobre la economía. La refinería no prosperó y el sueño quedó en suspenso.

Gabriel Terra y la intervención que cambió todo

Con la llegada de Gabriel Terra al poder en 1931, el panorama cambió. Terra, inicialmente favorable a ANCAP, dio un golpe de Estado el 31 de marzo de 1933, intervino la empresa y puso fin a la autonomía técnica que había caracterizado su origen.
El interventor designado fue Carlos de Castro, ex corredor de bolsa de la West Indian Oil Company y representante de la Federación Rural. En otras palabras, un hombre vinculado directamente a las petroleras extranjeras fue puesto al frente de la empresa creada para limitar su poder.

La ironía no pasó desapercibida. Como resume el episodio del podcast: “Terra puso al lobo a cuidar a las ovejas”. A partir de entonces, ANCAP quedó subordinada a los intereses de las mismas compañías a las que debía enfrentar.

Las leyes que vaciaron a ANCAP de poder

En 1936, la llamada Ley Baltar eliminó la posibilidad de que ANCAP decretara monopolios por sí misma. Antes de esa norma, la empresa tenía el mandato de monopolizar la producción nacional de combustibles cuando alcanzara el 50% de la demanda interna.
La ley, impulsada por la dictadura terrista, le arrebató esa facultad justo cuando estaba a punto de lograrlo.

El resultado fue devastador: ANCAP quedó sin herramientas para competir, y su papel se redujo al de un refinador al servicio de las multinacionales.

Los contratos secretos y la dependencia del petróleo extranjero

Según el historiador Carlos Machado, para su libro Historia de los Orientales, los contratos firmados en 1938 entre ANCAP y las petroleras extranjeras convirtieron al ente en una dependencia de las compañías privadas.
Los acuerdos estipulaban que ANCAP debía refinar el petróleo de las multinacionales, pero además estaba obligada a subsidiar sus gastos: sueldos, publicidad, administración, viajes y comercialización.

El diputado Humberto Ciganda lo resumió con una frase contundente:

“Es la primera vez que alguien realiza un trabajo para otro y quien fija el precio no es el que lo realiza, sino el que lo contrata”.

Los contratos, además, fueron tratados como confidenciales a solicitud de la propia ANCAP. Durante décadas, la información se mantuvo oculta.

El rol de Terra y la continuidad del modelo

El golpe de Estado de Terra fue el punto de partida de un modelo que sobrevivió a gobiernos de distinto signo político.
Los contratos secretos firmados bajo la dictadura se mantuvieron vigentes durante los mandatos de Alfredo Baldomir, los colegiados blancos y colorados, e incluso hasta el golpe de Estado de 1973.

Recién en 1962, con la investigación parlamentaria del socialista Vivian Trías, se reveló el contenido de aquellos acuerdos.
Aun así, la mayoría de los directores de ANCAP de la época se opusieron a derogarlos, consolidando un esquema de dependencia estructural que anuló las aspiraciones originales de independencia energética.

Un sueño alquilado por las petroleras

Durante sus primeros 42 años de vida, ANCAP fue una empresa pública “alquilada” por las petroleras internacionales.
Las multinacionales fijaban los precios y ANCAP trabajaba bajo sus condiciones.
La utopía del combustible propio y barato terminó siendo una ilusión.

En el episodio de Nautamedia lo sintetizamos así:

“El sueño del combustible nacional fue apartado de las decisiones cotidianas. Muy por el contrario, ANCAP fue una industria alquilada por las petroleras internacionales”.

¿Esta situación podría explica por qué los combustibles uruguayos fueron históricamente más caros, pese a contar con una empresa estatal y un supuesto monopolio?

El caso Espinillar y la persistencia del ideal

A pesar de los golpes y retrocesos, el sueño industrial sobrevivió en proyectos como Espinillar, una planta destinada a producir alcohol a partir de caña de azúcar.
El emprendimiento buscaba diversificar la matriz energética nacional, pero fue cerrado en 1993 durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle.

Hasta hoy, la búsqueda de petróleo en territorio uruguayo sigue siendo un campo de estudio, con mayores expectativas en la plataforma marítima que en tierra firme.

El veredicto de los auditores: un ente ejemplar

Paradójicamente, los propios interventores del régimen terrista ordenaron una auditoría interna.
Las conclusiones, citadas por Carlos Machado, fueron sorprendentes:

“El organismo es ejemplar desde todo punto de vista. No existe en el país contaduría mejor organizada. ANCAP le hace honor al país”.

A pesar de la manipulación política y económica, ANCAP mantuvo estándares técnicos y administrativos admirables, lo que explica su persistencia como símbolo del Estado uruguayo hasta la actualidad.

ANCAP como espejo del país

La historia de la primera década de ANCAP refleja un dilema estructural del Uruguay:
la tensión entre soberanía económica y dependencia externa.
Desde su creación, la empresa encarnó los ideales de modernización del batllismo, pero también los límites impuestos por un sistema político vulnerable a las presiones internacionales.

En palabras del dirigente batllista Legnani, citadas en el podcast:

“No existe razón ya para escandalizarse cuando se afirma que el motor de la dictadura trabaja en las empresas extranjeras”.

Ese motor, el de la dependencia económica, siguió girando mucho después del golpe de 1933.

¿Escuchamos el podcast?

ANCAP: los secretos revelados” no solo rescata una historia de contratos y dictaduras, sino también una advertencia:
la independencia económica nunca se logra del todo, pero se pierde fácilmente cuando el Estado renuncia a su poder de decisión.

El podcast de Nautamedia Historia cierra su temporada con una mirada lúcida sobre cómo el Uruguay del siglo XX soñó con el combustible nacional y terminó refinando para las potencias extranjeras.
Un espejo incómodo, pero necesario, para entender los desafíos actuales del país y su relación con los recursos estratégicos.

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Duración
00:16:23
Año
2021+
Temporada
01
Episodio
22
Tipo de contenido
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