“ANDES”, dice la entrada del texto que nos señala lo que viene: Andrés Lamas va a explicar las razones por las cuales esa calle que empieza apenas termina la ciudad fortificada se llama como una cadena montañosa.
Y se pone a identificarlo: “Vasta cordillera volcánica, que se extiende de N. a S. próxima a la costa occidental de América del Sur, desde Venezuela a la Tierra del Fuego (7.500 kmts.), y que atraviesa y/o separa varios países sudamericanos. Sus más altas cumbres son: el Cotopaxi y el Chimborazo, en el Ecuador, el Tupungato (6.700 mts.) y el Aconcagua, entre Argentina y Chile”.
Pero la explicación está aquí: «Los Andes han visto abrirse a sus pies desde la cuesta de Chacabuco hasta las faldas del Chimborazo y del Cóndor Kandi, los más gloriosos campos de batalla de la guerra de la Independencia sudamericana. En ninguno de ellos dejaron de brillar las espadas del Río de la Plata, y en muy pocos las de su margen oriental. La memoria de estos valientes orientales es la que especialmente queremos conservar».
Este texto fue publicado en 1843, año de Guerra Grande. El Libro del historiador Alfredo Castellanos y complementado con notas del historiador Mena Segarra recopila en el Nomenclator de Montevideo a qué cosas menciona una calle cuando la llamamos como tal.
Las calles de Montevideo y sus nombres
Juan Alejandro Apolant recuerda que las calles están originalmente bautizadas en 1730 cuando el cabildo reunido el 30 de mayo dio los nombres “a seis años de iniciado el ciclo fundacional de Montevideo 1724 – 1730”. El límite más al norte con un nombre era la calle Juncal.
La segunda época de crecimiento notorio de la ciudad fue en la década de 1790 y, acompañando ese proceso, en 1793 un nuevo nomenclátor rebautizó a las calles de la actual Ciudad Vieja, con fuerte influencia católica: la mayoría eran nombres de santos.
Ya en 1846, el jefe político (cargo símil al de intendente) de Montevideo, Andrés Lamas, introdujo el primer nomenclátor, que incluye el nombre de Andes para esta calle de la ciudad.
El interés de Lamas por renombrar a las calles de la ciudad sitiada era “apuntalar la identidad uruguaya”, según el historiador argentino Fabio Wasserman, e incluso recordó cómo, irónico, Domingo Faustino Sarmiento advirtió que el cambio era tan radical que un día, cuando el sitio a Montevideo se levante, los viejos vecinos iban a preguntar por nombres de las calles que fueron borrados “por la mano del progreso”.
Relato Histórico y Nomenclator en la Montevideo de 1843, por Favio Wasserman
Imaginen entonces que la principal preocupación de un intendente en el medio de un conflicto era que le acepten los nuevos nombres sin levantar muchas controversias. Esto justifica el por qué no hay calles en la Ciudad Vieja que rindan homenaje a José Artigas. En cambio, hay menciones a batallas contra España como Cerrito o Piedras (Las Piedras), o del ciclo 1825-1830, como Rincón, Sarandí, Camacuá, todas ellas contra el Imperio Brasileño, o la calle Treinta y Tres. También está Convención, por la de 1828 “de Paz”; o hechos recientes como “18 de Julio” o “25 de Agosto”.
Y si el objetivo era una red de nombres que no levanten polvareda, el impulso de Lamas fue un éxito porque no tiene prácticamente cambios en 180 años.
Sin embargo, la calle Andes se instaló como una calle disputada en los últimos años.
Senador Sebastián da Silva: Calle Sobrevivientes de Los Andes
La más reciente fue la solicitud del senador Sebastián da Silva, de la Lista 40 del Partido Nacional. Le solicitó vía X (antes Twitter),
al edil de la Lista 40 en la Junta Departamental de Montevideo, Fabián Bravetti, que comience las gestiones para modificar el nombre de la Calle Andes por Sobrevivientes de los Andes.
El año pasado fue estrenada la película “La Sociedad de la Nieve”, largometraje que relata la hazaña de los uruguayos que, hace ya 50 años, estuvieron perdidos en Los Andes tras el accidente del avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, modelo Fairchild Hiller FH-227, que se estrelló mientras cruzaba la cordillera durante el traslado del equipo uruguayo de rugby Old Christians.
“Cosas chicas para el mundo, pero enormes para los que sobrevivieron y para los familiares de los fallecidos”, señaló en su mensaje por esa red social.
La idea tuvo sus críticos. En principio, le recordaron que sería solamente para los 16 sobrevivientes, cuando 45 uruguayos ocuparon el avión. Enzo Vogrincic, el protagonista del film, recrea a Numa Turcatti, que (alerta de spolier) no sobrevivió.
Intendente Daniel Martínez: Calle Germán Araújo
Pero Da Silva no fue el único. En 2017, el entonces intendente Daniel Martínez participó en una movida para cambiar el nombre de la Calle Andes por Calle Germán Araújo. La referencia es a la histórica Radio Nacional CX 30, que durante los duros años de la dictadura fue un baluarte de la libertad de expresión (hasta donde podía) y de resistencia al régimen autoritario.
Es que la Radio Nacional se ubica en el entrepiso del hermoso Palacio Salvo, frente a la Plaza Independencia, allí donde nace la avenida 18 de Julio (así bautizada por Andrés Lamas en 1843).
Hoy la Radio Nacional tiene una línea editorial completamente diferente luego de unos 30 años con dificultades económicas.
Intendente Mariano Arana: por qué es difícil cambiar los nombres a las calles
La propuesta de cambiar nombres a las calles no tiene buena recepción. Mariano Arana, dos veces intendente de Montevideo (1995 – 2005), señaló en varias oportunidades que la memoria de la ciudad está en juego. Recordemos que esta calle lleva su nombre hace 180 años.
Para Arana, cambiar el nombre a una calle es una complicación para la Policía, los Bomberos, las Ambulancias, y para la población en general. Así como otros servicios públicos, como el correo, o las bases de datos de los entes públicos y las organizaciones privadas. “Pero fundamentalmente es una falta de respeto al ciudadano”, dijo el intendente de forma crítica.
Y no lo dijo por cualquier motivo. O calle. La céntrica calle San José, así bautizada por Andrés Lamas y su comisión de nomenclátor en el año señalado, contaba con un grupo de montevideanos que querían cambiarle el nombre por el del autor Mario Benedetti, fallecido en 2006.