Ya lo hemos dicho: Montevideo nació como un fuerte militar. Por lo tanto, su puerta era uno de los puntos importantes de su fortaleza.
La fortificación ocupaba a la mitad de la actual Plaza Independencia. Su límite era un muro de granito de seis metros de altura. A su alrededor, una fosa de 13 metros de profundidad por 14 de ancho, cual castillo medieval.
Proyectó Domingo Petrarca, tomando en cuenta los comentarios del ingeniero flamenco Jorge Próspero Verboom. Pero había diferencias entre ellos y, cuando llegaron los fondos y recursos, Petrarca falleció y tomó el mando el ingeniero Diego Cardozo, ya en 1740. Su construcción comenzó en 1741 y finalizó 40 años después, por lo tanto, fue un monumental esfuerzo para aquellos primeros colonos. Te recomendamos esta nota sobre los motivos de la fundación de la ciudad de Montevideo.
Por un lado, una capilla era el límite del fuerte con el norte, el resto del territorio. Por el otro, la Puerta de la Ciudadela la conectaba a la ciudad. Por lo tanto, quienes transitaban desde la ciudad utilizaban la puerta para ingresar al fuerte militar montevideano.
¿Y quiénes atravesaban esa puerta, entonces? Los militares, los curas del ejército, algún preso, los gobernadores y autoridades, caminaban por esa clásica plaza militar cuadrada custodiada en sus esquinas por “baluartes” (como torres).
La Puerta de la Ciudadela apuntaba hacia la calle San Carlos. Es lo único que se salvó de esa construcción que, hoy en día inimaginable para el inconsciente colectivo uruguayo, era imponente.
Los primeros cambios de la Ciudadela de Montevideo un siglo después
El foso fue rellenado recién en 1833, con el primer gobierno patrio. Además, fueron demolidos los “baluartes” o torretas militares de las esquinas del fuerte militar. Allí se instaló un mercado público.
Ese fue un cambio muy relevante para la imagen de fortaleza armada. “Antiestéticas” construcciones se levantaron allí donde se retiró la mirada militar, decía el ilustrador Besnes e Irigoyen.
El Mercado Viejo se instaló en el medio de lo que fue la plaza de armas, por tanto la Puerta de la Ciudadela pasó de ver militares y gobernadores a feriantes y consumidores, ya en los años independientes.
Pero toda la construcción fue demolida completamente en 1879, año de la elección de Lorenzo Latorre. Motivado con seguridad porque aquellos muros de la defensa se convirtieron en sombras donde crecía el crimen, los malos olores y las heridas por la lluvia de una mampostería sin mantenimiento. A partir de allí emergió nuestra actual Plaza Independencia.
Y Montevideo cambió de una forma tan radical que nada de lo que vino después se pareció a la ciudad colonial. ¿Qué pasó con la Puerta de la Ciudadela?
El viaje de la Puerta de la Ciudadela
En principio, las piedras de la Puerta de la Ciudadela fueron numeradas para su reconstrucción en algún edificio público.
El primer alojamiento fue el Cuartel de Morales, ubicado en lo que hoy es Eduardo Víctor Haedo esquina República, el Centro de Altos Estudios Nacionales del Cuartel de los Treinta y Tres. Allí estuvo 25 años.
Porque en 1890 la Puerta de la Ciudadela fue reubicada en la fachada sur del Edificio Central de la Escuela de Artes y Oficios, que hoy conocemos como la UTU. Esa fue su casa por décadas.
Paradójica fue la inauguración del Monumento a Joaquín Suárez en la Plaza Independencia. Sí, fue su primer lugar. El monumento ubica al expresidente Suárez emergiendo del Fuerte Grande, clara referencia a sus años al frente de la Defensa de Montevideo. Allí estuvo 10 años y después lo trasladaron a su ubicación actual, en la proa de las avenidas Millán y Joaquín Suárez.
Fue en 1959 que volvió a un lugar parecido a su espacio original. Para muchas generaciones fue una novedad, una más en el marco de una ciudad que vivía a un ritmo muy distinto al de su nacimiento, hace ya tres siglos.
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