Foto: Jujuy al Momento.
Amanece el 9 de octubre de 1841. Las pisadas de la caballada federal alertó al centinela. El jefe unitario y su amante estaban en peligro. Ante la llamada, Lavalle ordenó ensillar. Pero esta vez, algo inesperado ocurrió.
El negro Bracho estaba en la puerta y abrió fuego con su tercerola. Los unitarios se quedaron sin su cabeza, a sus 44 años de edad. Lavalle cae y, con él, comenzaron las hipótesis, conjeturas y especulaciones.
¿Fue un disparo accidental o premeditado? ¿Fue una bala errante la causante de la muerte del general que había sobrevivido a innumerables conflictos? ¿O Damasita Boedo, la mujer en la cama de Lavalle y hermana de uno de sus enemigos, fue responsable de su muerte?
Algunos sugirieron que el general se suicidó antes de caer prisionero, aunque el posicionamiento del cuerpo y la bala encontrada desacreditaron esta hipótesis.
La escolta se llevó su cuerpo para protegerlo de profanaciones, emprendiendo un terrible viaje hacia Bolivia, en aquellos años gobernada por Andrés de Santa Cruz, aliado unitario y francés en el corazón del continente.
El cortejo fúnebre contó con seguidores leales y Dolores Falcón, conocida como Damasita, acompañó a los fieles en su despedida.
El cuerpo, envuelto en la bandera argentina, ingresó en un estado de descomposición. El coronel Damel, oficial francés con conocimientos médicos, se ofreció a limpiar los restos a orillas del arroyo de la Huacalera.
Foto: Jujuy al Momento.
La pequeña legión que acompañaba al general logró llegar a la frontera, transportando los restos del granadero que ayudó a liberar América del dominio español.
Los seguidores de Lavalle emprendieron caminos diferentes. Algunos tuvieron roles destacados en la historia argentina, como Juan Esteban Pedernera y Pedro Lacasa.
Los Ramos Mejía primero atravesaron la persecución de Juan Manuel de Rosas, después recuperaron sus propiedades y finalmente se convirtieron en pilares de la cultura y las leyes argentinas.
Damasita, después de un romance con el embajador Billinghurst, pasó sus días en un convento en Chile.
El negro Bracho, quien disparó la fatídica bala, nunca recibió la recompensa prometida.
Los restos de Lavalle regresaron al país en 1862 y descansan en la Recoleta, acompañados por la estatua de un granadero y una placa que reza: "Si se despierta, dile que la patria lo ama".
La muerte de Lavalle, envuelta en misterio y controversia, continúa siendo un enigma en la historia argentina, dejando más preguntas que respuestas.
Te invitamos a repasar la biografía de Lavalle en este link.
Contamos con un episodio que finaliza con la muerte de Juan Lavalle en este link.
Y hablamos de los primeros días de Lavalle en este artículo: Juan Galo de Lavalle: del Regimiento de Granaderos a Caballo a su encuentro con Manuel Dorrego
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